Habana 1933, A Walker Evans – Rafael Román Martel (Cuando se acaban los pueblos, 1994)
HABANA 1933
A Walker Evans.
Las ruedas rugen el peso del aire;
arrojemos los ojos al mar.
La ciudad se humedece y el silencio
abriga revoluciones.
-“Se admiten abonados”- el eco retumba
como una voz inquieta.
Siempre que nos paremos en las esquinas
estén alerta los balcones. Allí
se mezclan las nubes y el fango,
se afilan uniformes.
Persianas agitan los círculos del rojo tableteo:
Habana fusilada.
De más de treinta crímenes hablarán
las páginas del panteón.
Será imposible cerrar la fortuna
aunque todas las fondas
envidien los pasos del pirulero
o las madres lleven sesenta años de luto.
La ciudad nos hala como un signo
en la frente del Karma.
Sabemos que el silencio llena las paredes de balas.
Estamos lejos de los estrenos,
la lotería sorteará su núcleo de sangre.
Ni la montura del veterano,
ni siquiera la estatua llena de sombreros
será capaz de prevenir la venganza.
Sesenta años continúa la rueda,
olvidemos los ojos, esta vez
arrojémonos al mar.
Rafael Román Martel (Cuando se acaban los pueblos, 1994)