Al son del dólar baila el hombre nuevo

Al son del dolar baila el hombre nuevo
(y casi todo el mundo)

La comunidad cubana radicada en Los Estados Unidos es la fuente económica mas substancial que tiene el gobierno cubano. Se estima que el pasado año los cubanos radicados en Miami y el norte de Nueva Jersey gastaron un billón de dolares en la isla. Fidel Castro, quien en una ocasión predijo: “trabajarán para nosotros” no puede estar mas satisfecho. Lo que esto indica-nos guste o no- es que las convicciones políticas del exilio cubano no están necesariamente sostenidas por lo que sus líderes profesan. Una gran parte de los cubanos desean un cambio hacia la democracia, pero muy pocos están dispuestos a pagar un precio. Los miles de viajantes cargados de artículos “de marca” son testimonio irrefutable de esta actitud colectiva. Esto tiene connotaciones humanas que van más allá de cualquier consideración política. Fidel Castro mantiene a las familias de los cubanos como rehenes de la situación económica creada por él mismo. Los cubanos, desesperados, viendo como sus familiares pasan todo tipo de tribulaciones para sobrevivir, envían todo lo que pueden con el fin de sostener a sus desgraciadas familias, en cuyo núcleo existen comunistas, fidelistas, troskistas, etc. a quienes una maquinita de afeitar o un “pullover” nuevo los hacen doblegar el cumplimiento de las consignas morales de la revolución. Después de todo es más elegante marchar en una manifestación con una camisa norteamericana. Esta situación ha creado todo tipo de negocios, además de una morbosa satisfacción del que está fuera de Cuba por enseñar los trapos nuevos, los espejitos, los zapatos y todo tipo de tesoros cuyas migajas están ahora dispuestos a repartir entre sus mas rezagados familiares. Para muchos la “victoria moral” de demostrar tal adelanto toma un segundo lugar a la consideración de mantener la dictadura. Dos razones dominan la acción de los cubanos: Es mas humano ayudar a las familias en desgracia y es mas importante enfatizar que saliendo de Cuba se ha logrado obtener los artículos necesarios para demostrar que se ha logrado el éxito en la vida, algo verdaderamente difícil en Cuba. Y en Cuba una buena ropa enviada de alguien en la “Yuma” hace la diferencia entre las clases que Marx y Engels profesaban eliminar.

No es extraño encontrar a cubanos que arriban a éste país no sólo criticándolo, sino exaltando los logros de la revolución cubana. Algunos lo hacen de una manera mas discreta que otros, pero en esencia, arrastran la huella de Castro en sus manifestaciones, en sus gesticulaciones y en el engaño a que han sido sometidos por el viejo dictador. Esto, para los que sufrieron años de prisión política por sus convicciones suena como un cañonazo en los oídos, pero es la realidad: una actitud de relajamiento moral y un tono de bonche se manifiesta en las recientemente llegadas víctimas del comunismo, una predisposición a la cumbancha ha borrado-en su mayoría-la verdadera tragedia de los resultados de la revolución cubana. Es el saldo de 39 años de imposición marxista. Un año después que Castro cometió el crimen de derribar dos avionetas desarmadas, asesinando a cuatro exiliados cubanos ante los ojos del mundo, los cubanos de Miami y de Nueva Jersey abarrotan las agencias de viaje para llevar cosas a Cuba. De un exilio caracterizado por la moral política se ha descendido a un siempre renovado hébrido: el oportunista. Este siempre ha existido. Como el tradicional “vivo” cubano, es parte intrínseca de nuestra cultura, sólo que ahora toma dimensiones incalculables en el carácter nacional, quizá por eso es inpredecible el futuro de Cuba.

La excusa común para poner a un lado la tragedia es que “hemos pasado tanto que lo que importa es vivir”. Esto no está nada mal, el único problema es que, según esta actitud, tampoco es necesario justificar nada ni existe nada-excepto lo que se pueda adquirir-que justifique un esfuerzo. Fidel ha gastado el “espíritu de sacrificio”. La “moral revolucionaria” es otra mentira, por lo tanto la única alternativa que queda es el “sueño americano” y éste es el que se puede mostrar a través de los artículos que se llevan a Cuba, más aún, se puede restregar en la cara de los idealistas-de ambos lados del mar- que se vive otro sueño, éste, al menos, mas palpable.

…que viene el Papa

Con el éxito materialista en boga y predominando en los dos lados del expectrum cubano, resalta la necesidad espiritual. Esta tiene sus espaculadores. El primero: La iglesia católica, que planea continuar su política de influencia y control mucho más allá del comunismo cubano. El Papa visitará la isla en Enero; todo el mundo se frota las manos. Los comunistas esperan un empuje por levantar el mal llamado “embargo”, los patriotas esperan un mensaje que impulse a las masas a realizar el sueño de la Libertad y la mayoría tendrá, en el mensaje papal, otra justificación para sus viajes econohumanitarios. Pero la iglesia es el banco; nunca pierde. La iglesia está acomodando su posición en el futuro capitalizando en lo común: la vulneribilidad de los desgraciados ciudadanos de Cuba. El Papa es buena gente, no hay dudas. Sus intenciones son buenas y todo eso. El problema es organizar el bonche, concientizar al bulgo. Y eso se logra mas fácilmente en estos momentos con Gloria Estefan o Silvio Rodríguez que con el dogma de la iglesia. El papa traerá el consabido mensaje de paz y reconciliación. Los cubanos esperarán un milagro, los comunistas-que no creen en milagros-esperan fuertes declaraciones a favor del levantamiento del “embargo” . No obstante la visita del Papa conlleva cierto simbolismo debido a la verdadera crisis del pueblo cubano: la crisis moral. La iglesia ha ido reorganizándose en los últimos años, es uno de los escasos rincones de la isla donde se escucha una palabra de esperanza. Es poco probable pero posible que el Papa inspire algún movimiento popular de protesta en contra a la dictadura, pero su visita sobretodo obedece en edificar una posición de influencia conveniente para que los jerarcas católicos estén bien colocados ocurra o no un cambio en la isla.

Se plantea además la tésis de que el Papa es el agente que los Estados Unidos activará para, con sus declaraciones en contra al “embargo”, facilite la excusa moral que ponga en movimiento las relaciones económicas entre los dos países. Esto no debe extrañar a nadie, sobretodo con Clinton en la Casa Blanca. El problema con esta hipótesis es que la iglesia no es precisamente una marioneta más del imperio. Si bien tiene que jugar un papel modesto ante la fuerza económica de norteamerica, la iglesia sería un socio y no un muñeco fácilmente manejable en cualquier negocio. El Papa abriría con sus santas palabras y hábiles negociaciones el camino de la invasión comercial estadounidense, pero este servicio lo cobraría con sustanciosos dividendos a su favor y siempre poniendo en claro su autonomía politico-económica. También entran en consideración las relaciones de la iglesia con los países europeos, que no saldrán muy bien parados después de que los Estados Unidos comience a establecer sus monopolios dentro de la devastada economía cubana.

Si algo debe quedar en claro es que la visita del Papa no es una opción para Fidel. Las difíciles circunstacias económicas lo obligan a aceptarlo. Y sobre todo el Papa no es manejable, es más, es una carta peligrosa que Castro se ve arrinconado a jugar.

al son de la revolución

Una señora prepara su viaje para visitar a su familia. Todo lo que lleva es cuidadosamente pesado en escalas para no hacer sobrecargo que den una excusa a las autoridades de aduana de la isla para cobrarle dolares por sobrecargo. A su llegada le comunican que se ha pasado por la cantidad de 470 dólares. La señora no lo puede creer. Protesta. Detalla como pesó la mercancía. “Mire, usted está en Cuba”-le dice, con el inconfundible tono de pausada arrogancia de los comunistas cubanos, el agente de aduanas. La señora no puede controlar su ira y comienza a gritar. Al otro lado de un cristal ve las miradas de terror y de advertencia de sus familiares. “Llame a su jefe ahora mismo!” exclama. “¿Cúal es el problema?”- le dice un oficial con típico tono de forzado cansancio-“No voy a pagar 470 dólares, yo pesé todo en escalas, muy buenas escalas en Estados Unidos” reclama la señora. La mirada del oficial se une al ambiente de burla de sus subalternos “Señora, en las pesas capitalistas no se puede confiar, pase a mi oficina y resolveremos el problema”. Visiblemente angustiada la visitante pasa a una oficina decorada con una enorme fotografía del máximo líder. “Mire, para que usted vea que la revolución es verdaderamente generosa le voy a ofrecer un trato y créame que es la mejor opción para usted, déme ahora mismo 270 dólares y olvidaremos el asunto”. Comprendiendo que no existe otra solución la señora entrega el dinero al oficial de aduanas castrista. Salen los dos de la oficina. Los empleados esperan con miradas expectantes. “Todo el mundo a trabajar, la señora no tiene problemas, el equipaje tiene el peso correcto”.

los dos billones van

Mientras tanto los viajes continúan. Los dólares siguen alimentando a los cubanos y al régimen que los esclaviza. Hay ya un considerable número de cubanos que están haciendo todo un negocio de esto. No hay espacio para pensar en conciencia nacional ni en Martí ni en patriotismo, tales consideraciones no resuelven y resolver es el verbo nacional. Este año será un billón, el siguiente dos, qué mas da. Al fin y al cabo, tanto aquí como en Cuba parece ser que se trata de enseñar la mejor ropa, el mejor carro, lo mejor de lo mejor. Es parte de la época. Después de todo no es sólo Cuba el país que sufre una creciente crisis ética, es parte de un movimiento degenerativo de dimensión global, que tiene numerosos representantes-en Miami Cristina, por ejemplo-la diferencia es que los cubanos dan la apariencia de recompensar al régimen del que salieron huyendo, un régimen que los llama “gusanos” y no se cansa de restregarles en la cara su inflexible posición. Al mismo tiempo se pide el mantenimiento del “embargo”, se apoya la ley Helms-Burton, se maldice y se rechaza cualquier manifestación que proviene de la dictadura cuya estructura económica ayudan a mantener. Esto tiene que crear una tremenda confusión en los que observan esta situación desde afuera. La contradicción es prevalente. ¿Cómo se puede reconciliar la contradicción de ser víctimas de un sistema al que se le condena apasionadamente al mismo tiempo que se és la mayor fuente económica que lo mantiene? Es difícil validar las atenuantes en esta paradoja, ni la cínica habilidad de un Gutiérrez Menoyo, ni el delicado veneno del New York Times pueden mantener una tésis consistente al respecto.Para una minoría de la comunidad exiliada estos viajes a Cuba, con viajantes cargados de todo tipo de extravagancias, son también incomprensibles. Para la mayoría, con padres y madres, hermanos y hermanas en la isla, se trata de aliviar el mal de la única manera que ellos alcanzan a entender, o la mas conveniente. Dentro de esto también se hace irresistible el regreso victorioso donde hasta los que una vez los insultaron y maldicieron por salir del país ahora se acercan a pedir una fosfórera o un par de medias. Es parte de la naturaleza humana con el inconfundible aire de ligereza y de pachanga que domina el lado oscuro del carácter del cubano.

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