¡Bush toma “medidas” Updated! (pérate que no entendieron)

Y Bush dijo que él apoya: el análisis

Rafael Román Martel

George W. Bush ha sido un hombre consecuente con sus convicciones y con la política de este país; por eso está donde está. Los intereses de Los Estados Unidos no están en peligro con un comunismo a 90 millas. Cincuenta años de la más feroz retórica, “guerras internacionalistas” y una larga lista de fechorías castristas son testigo de esto.

Los penúltimos y últimos días los bloggers, periodistas y escritores-Cuba tiene 12 millones de habitantes y 23 millones de escritores-han estado dándole palique al discurso. La política es algo tremendo. Los practicantes de esta religión pierden los sentidos, es como una droga. Toda esta matraca se desenreda rápido: se trata de mantener los votos de la Florida maniatados con la misma retórica.

Yo respeto al presidente-repito-si él no llega a estar en el poder en el 911 el desastre hubiese sido aún mayor porque Al Gore no tiene el carácter de Bush y dudo mucho que haya tenido los nervios para desatar la guerra que Bush desató sobre los terroristas. Esto es otro tema que se distorsiona por política. Ni Hillary ni King Kong ni el Papa van a parar la guerra ahora. Uno de los negocios más redondos es, ha sido y será la guerra. Se trata de intereses, no sólo materiales sino estratégicos en un plan largo plazo. También se trata de hacerle saber al mundo de que éste no es un tigre de papel y sobre todo se trata de mantener la guerra allá, no aquí, mientras unos señores muy influyentes hacen billones de dólares.

El cacareo sobre el discurso sobre Cuba es una guerra propagandística con intereses-¿qué otra cosa?-por el medio. Lo más probable es que algunas de las personas que defienden al presidente y a su famoso discurso de una forma casi fanática lo hacen por intereses políticos que, posiblemente traen intereses económicos y cierta influencia que viene con el hecho de repetir la doctrina. Estos operativos sienten un genuino deseo por ver a Cuba libre, aunque tengan una versión muy personal de lo que eso implica, con esto en mano utilizan o activan a otros para que repitan lo histórico que fue el discurso. Yo eso lo entiendo. Ustedes lo deben entender también. En algunos de los casos he leído cosas que debían de ser borradas y substituídas por: “El presidente habló muy bien de Cuba: ¡VOTEN REPUBLICANO!”. Y asi se ahorrarían un montón de argumentos y sufrimientos que revelan un partidismo que no tiene cabida en el sentimiento puro de la libertad de Cuba. Los ultra-demócratas hacen lo contrario diciendo ridiculeces como “Bush incita la lucha armada en Cuba” y otras estúpideces. El epítome de la izquierda sería el libelo El Granma, Organo Oficial del you know what I mean. Después los papagayos de la izquierda repiten lo que les dicta las páginas de ese papelucho. Pero cuidado camaradas ( o compañeros o brotha-los demócratas no les tememos a los cartelitos) los dos partidos políticos de este país también dictan sus doctrinas y son muy eficaces moviendo el apellido común: Billete. No obstante, cuando se trata de la forma más clara del sentimiento por la libertad de Cuba el intelectualismo o el diletantismo están de más.

Por otra parte Fidel y sus amigos y los que se mueren de hambre para lamerles las botas no son una amenaza real para los intereses norteamericanos. Intereses siempre ha sido la palabra de orden. El comunismo cubano es más bien un reflejo de lo que le pasa a los malcriados, un elemento pintoresco en el portafolio de norteamerica, que siempre puede enseñar su poder mostrando el desastre que es Cuba hoy, además de mostrar videos de las diatribas de los dirigentes cubanos y repetir a carcajadas en cículos diplomaticos: “lo que no nos perdona Fidel y compañia es que le hayamos metido un imperialismo a todo tren en las narices del comunismo”.

Photo: Reuters 10 24 07
Las palabras de Bush hoy-todavía no he visto el “discurso” pero tengo una vieja bola de cristal que en este tema no falla- son de apoyo a los disidentes, siempre acentuando que en la mano del pueblo está su destino y que el tomará medidas y que su papá fue el presidente que iba a liberar a Cuba y que “Cuba será libre” y you know what I mean. Nada más. O sea, lo más sería ganar el voto de los cubanos en la Florida, que van a mover el discurso con el mismo ímpetu que lo han hecho siempre, siguiendo las instrucciones de sus sentimientos y de los operativos políticos del partido repúblicano, que les dan noticias y entrevistas de “primicia” para hacerlos sentir importantes y activarlos en lo que es una difícil elección frente a un verdadero desastre de un potencial catastrófico sin precedentes: Hillary Clinton y su pandilla. Me parece increíble que los congresistas o políticos cubano-americanos continúen jugando con las palabras y los discursos y el sentimiento de los cubanos en el exterior para continuar ganado elecciones y engordando sus bolsillos, porque ninguna de esta gente se ha declarado en banca rota, que yo sepa. Más increíble me parece que- a no ser los viejitos cubanos-qué Dios los bendiga-gente que se supone un poco más curtida en política le crea a los políticos de turno sus palabras vacías.

Cuba y la industria del anticastrismo son dos cosas diferentes pero inseparables hasta que la cosa cambie. Siempre que hay un enemigo hay alguien haciendo negocios. Ya sea pidiendo dinero, o armando una invasión o inventando una lista para reclamar las propiedades o organizando fundraisers para el político que firmará la próxima ley que libere a nuestro sufrido pueblo. Esa industria ha sido creada y alimentada por los cubanos, que en primer lugar salieron por millones a las calles en 1959 a adorar a Fidel. La excepción salió de Cuba o fue eliminada de una forma u otra. El sentimiento que nos hace continuar dedicándole nuestro tiempo a la libertad de nuestra patria está muy ajeno de lo que los intereses de Los Estados Unidos puedan comprender o apoyar materialmente.

Hay una gran diferencia entre sentimientos e intereses. Los sentimientos nos mueven a causas nobles, los intereses son el motor de acciones prácticas. Las palabras sólo llenan el espacio y el espacio que preocupa a Bush, un gran americano sin dudas, no es la libertad del pueblo cubano. Entonces el puede darse el lujo de decir lo que quiera. Los otros ocho a o nueve presidentes han hecho lo mismo, junto a cincuenta docenas de legisladores. Su apoyo moral está muy bien, y el hombre no miente. Si dice que el destino está en manos del pueblo de Cuba está diciendo que nadie va a mover un dedo si el pueblo-entiéndase las fuerzas armadas junto a los que los facinerosos llaman “el pueblo en masa”-no decide liberarse de la dictadura a cualquier precio.

Llegé muy joven a este país y llevo treinta y cuatro años escuchando “¡Ahora sí que con este presidente Castro se cae” o “¡Con tal ley se acabó con la quinta y con los mangos!”. La ley Helms-Burton, la Ley Torricelli, la ofensiva de Reagan, el Papa. Tal resolución de Las Naciones Unidas (¿Las Naciones Unidas?-por favor), mas cual gobierno dijo esto, el otro dijo que “Fidel es un dictador”, y los que estamos en el exilio-sí EXILIO, nos llenamos de emoción porque es la emoción del desesperado. Practicamente estamos y hemos estados solos siempre. Como el que pelea en la calle, o en la corte o el que escribe en contra a alguien o cualquiera que “se meta en problemas”. Los únicos que pueden hacer algo por los héroes que en Cuba se juegan la vida tirándose una foto con un cartel que dice “Abajo el Comunismo” somos los que ponemos un grano de arena-una minoría-y los escasos extrajeros, a quienes los mueve un auténtico sentimiento por la solidaridad democrática. A la mayoría no le importa un bledo, comenzando por los cubanos que han hecho, hacen y harán negocios con los viajes y lo que puedan en la industria del anti castrismo. La cual es una industria con tanto potencial que hasta cantantes cubanos de fama internacional están metidos con un pie en la libertad de Cuba y la otra rodilla hundida en un río de dólares “luchando por la libertad”.

Todos los cubanos esperan una palabra de esperanza de Bush. Su padre iba a ser el primer presidente que pisara una Cuba libre. El hombre lo dijo. Es un hombre serio. Pero sus palabras no pueden ser tomadas en cuenta y examinarlas en programas de televisión es parte del segmento comercial del anticastrismo. Si una frase común que he oído en el exilio de boca de los cubanos es “!Yo no lo puse, que lo quite el que lo puso! Imagínese lo que dirá Bush en privado tomándose un trago con sus amigos. Con lo disciplinados y eficaces que son los norteamericanos ya se pueden imaginar la reacción de un presidente cuando el sistema de inteligencia le comunica que hay 800 organizaciones anti castristas y que cada una tiene una idea- que a propósito, es la Mejor-y un candidato a la presidencia de la Cuba que no se ha liberado todavía.

Yo también tengo la mía, una idea, digo. Sólo una unión con fuerte base democrática y un sentido nacional y cristiano jamás visto en la isla podría, después de la borrachera de la “liberación”, edificar una nación al pie de las ruinas. Entonces Bush y el que viene y todos los demás pondrán sus promesas en práctica con un 27% de intereses, desde luego.

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