Carlos Lague y Roque No Me Toque vivían el vacilón…
Rafael Román Martel
…mientras pedían más sacrificios al pueblo cubano. Estos son los “hombres nuevos” de Fidel y del Che Guevara. Estos son los abnegados revolucionarios cuya virtud es llevar un Rolex colgado de la muñeca y viven todos los lujos y los excesos que le ha otorgado la “revolución proletaria”. Estos son los segudiores de Marx y de Lenin. Proclaman “períodos especiales” y mientras el pueblo pasa todo tipo de represión y hambre ellos se dan la dulce vida en fincas ganadas por chivatería, corrupción, asesinato, maldad y degeneración. Ahora Lague y Roque están en desgracia. Cayeron ante los brazos de la revolución que sigue avanzando hasta dejar a Cuba en la época de los Taínos.
El imperio español ha sido reemplazado por la oligarquía castrista.
Esta es la esencia de la revolución.
Al mismo tiempo miles de cubanos viajan a la isla para ver a sus familiares sin que les parezca importar l;as humillaciones y atracos a los que son sometidos; sacrifican su dignidad, muchos por ver a sus familias, otros por dejarse ver por sus familias y amigos, por darle “una galleta sin mano” a los que dejaron atrás. Asi se llenan de joyas y lujos para restregárselo en la cara a los “cubanos de a pie”.
Pero el exilio cubano no está exento de este elemento. Aquí se hace política en nombre de Cuba por millones de dólares y esto es ya una tradición. Aquí hay muchos Roques y Lagues que han explotado al buen cubano hasta la última gota de sudor para ellos hacerse millonarios. Aquí la traición y el oportunismo político están a la orden del día, aún después de 50 años de tragedia en la isla. Y los políticos de origen cubano han hecho una carrera ya de Cuba o ya de ignorar el dolor de los cubanos y, como por arte de magia, cuando se postulan para una posición, sienten por un pueblo del que ni siquiera se han acordado hasta que adentran el campo del oportunismo polílico aún bajo el manto de otros políticos más feroces, con mejores disfraces de ovejas.
Otros han llegado a altos puestos en la política norteamericana sin ni siquiera hablar español, el cual han aprendido a la fuerza de sus intereses. Otros han ocupado asientos de alcalde o de asambleistas o de senadores esprimiendo el dolor del pueblo cubano. Y muchos han hecho grandes fortunas a costa de sudor y el duro trabajo del cubano de buen corazón, del cubano trabajador, que siempre representa la distante esperanza de que un día sea ese criollo o ese mulato o ese negro cubano el que represente democráticamente a todos los cubanos.
También esta esperanza es una aguja en medio del desierto.
Porque la palabra de orden, para el cubano en el exilio ha sido y es la competencia, la desunión, el oportunismo, la supremacía clasista.
Muchos de los que vean estas fotos se verán en un espejo que reprimen con sus mentiras públicas al costo de su dignidad humana y su condición patriótica.
Lague y Roque son un símbolo del hombre nuevo de una revolución que ha destruido generaciones de cubanos, pero también son un reflejo de los cubanos que han pisoteado a sus compatriotas-y a todo el que se les ha puesto por delante-para obtener el dolar: el verdadero dios de los cubanos.
En Cuba los comunistas esclavizan y maltratan a los opositores y a todo un pueblo en nombre del marxismo. En el exilio hacen algo similar a nombre del dolar. Todos los ejemplos que nos dejaron los patriotas cubanos, que lo dieron todo por liberar a Cuba del imperio español, es cosa de libros que jamás leerán ni mucho menos entenderán los oprtunistas y los especuladores tanto de allá como de acá.
Cuba se encuentra en manos de los grandes intereses, las oligarquías, los plutodemócratas, los congresistas demagogos, los aspirantes a la fama, los huérfanos de alma que plagan nuestra identidad tanto en nuestra tierra como en el exilio.
La mayoría de los verdaderos patriotas, los hijos de Martí, Céspedes, Agramonte, Maceo, Máximo Gómez, et al, son presos políticos que se usan como estandarte como una vez Estrada Palma y compañia utilizó a Máximo Gómez para izar la bandera cubana al principio de la república. Gómez fue hombre que había sacrificado su vida por Cuba, había peleado desde la Guerra de 1868. Un hombre que rechazó miles de dólares del gobierno de Estados Unidos por su sentido patrio y su honor, en 1902 bajo una pensión gubernamental, mientras los políticos de siempre se enriquecían a manos llenas.
Esta es la parte de Cuba que no se escribe en el exilio. Esta es la verguenza que guardan muchos que viven del castrismo, asi como Lague y Roque lo hicieron por muchos años. Aunque también existen los que mantienen sus ideales, algunos de éstos, sobre todo los que politiquean con el dolor de los cubanos, hacen un gesto de “generosidad” desde sus altas posiciones, ya sean políticas o económicas.
La mayoría son una “ganga” de hipócritas. La mayoría siguen el consabido credo: “¡Que se joda otro, tú no!” y asi enseñan a sus hijos.
Esta es, en una gran parte, la tragedia cubana.
Los muñecos televisivos, los oradores de la radio en Miami, los que obtienen millones de parte del gobierno norteamericano y no pueden explicar por qué la ayuda no llega a los disidentes, no están muy lejos de los Carlos Lague y Felipe Pérez Roque.
Los que jamás han puesto un grano de arena en la causa cubana y, de pronto, porque aspiran a la alcaldía de una ciudad se muestran más interesados que nadie en ayudar a los que luchan y sufren en Cuba, asi como los alcaldes, los congresistas, senadores y asambleistas estadounidenses de origen cubano, que malamente saben lo que es una tarjeta de racionamiento ni la humillación a la que han sido y son sometidos los cubanos por medio siglo, son una verguenza, no un logro, no una contribución. Porque podemos lograr mucho económicamente, académicamente, pero no debemos de perder nuestra esencia, nuestro pudor por dinero y fama, la herencia patria por las que muchos han dado sus vidas.
Roque y Lague son dos serpientes. Llevan a Castro adentro. Ahora son víctimas de su padre, de tío Raúl.
Allá un escaso grupo de cubanos pone su vida en un hilo por alcanzar la libertad. Son dignos de admiración y el mayor respeto. Aquí un grupo de políticos, periodistas y especuladores del hampa siguen enriqueciéndose a costa del sacrificio de los que en Cuba se han martirizado, como Pedro Luis Boitel, José Antonio Echeverría, Miguel Valdéz Tamargo y tantos otros.
A los de allá y a los de acá les aplica la frase de René Ariza: “Los cubanos tenemos que cuidarnos de los Castro que llevamos dentro”.