Damas de Blanco por La Virgen de Caridad, Patrona de Cuba

Las Damas de Blanco continúan su cruzada por las calles de la Habana. Ni el terror ni el poder ni la amenaza de muerte las pueden detener. Luchan por la libertad de sus esposos, sus hijos, sus hermanos, que han sido apresados arbitaria e injustamente. Sus armas son la fuerza del amor y la necesidad de justicia. Las turbas castristas las tratan de humillar con insultos. Los agentes de La Seguridad del Estado y la Policía Política les advierten una y otra vez de lo que son capaces. Y lo son. Las Damas de Blanco han cruzado el Rubicón. Son de una estirpe de luz. Tienen absoluto control de la autoridad moral.

Hace unos días celebraron otra marcha. Esta vez una procesión religiosa. La vez pasada una protesta ante la injusticia. Y cada vez que salen a la calle, cada insulto y amenaza muestra al mundo lo frágil que son los regímenes totalitarios. El único lenguaje que ultilizan contra estas ejemplares e indefensas mujeres es el de la violencia. Han ultilizado como instrumentos de control la salud de sus familiares presos, que sufren todo tipo de violaciones de derechos humanos en las terribles cárceles comunistas de Cuba. Han tratado infructuosamente de desalentarlas. La red de socialistas internacionales en la prensa y en la internet han intentado opacar la gestión de Las Damas de Blanco. Cómplices de la maldad en todo el mundo hacen silencio ante el heroismo de estas mujeres. Han fracasado. En los días de la inminente libertad de Cuba los mismos que ahora le gritan injurias y atropellan a Laura Pollan y a sus compañeras vendrán con la cabeza baja a pedirles disculpas. Bajarán la cabeza cuando ellas pasen. Se esconderán en las esquinas. Porque no tienen razón. Porque el odio al final no trabaja.

Michael Parmly, Jefe de Intereses de la Misión de Los Estados Unidos en La Habana, acompaña a Las Damas de Blanco en este acto religioso en el que se rezó a la Virgen de La Caridad por los presos políticos cubanos. Fotos Carlos Serpa Maceira for Freethoughts.com