Political Reporter #15
Political Reporter # 15 Editorial Educación
Un agobiante dilema se ciñe sobre la Educación Nacional y los más afectados somos los hispanos. Mientras se promueve la educación y se subrraya la necesidad de maestros en el país, un alarmante número de hispanos dejan las escuelas antes de completar el High School. Los políticos verborrean soluciones de campaña y después lamentan las condiciones de nuestras escuelas y el bajo nivel en los resultados de los exámenes a que son sometidos los estudiantes. Luego de pasar su tiempo en oficinas públicas, vienen otros políticos y repiten las mismas promesas y consignas. Este es el fenómeno de la poliducación .
Las condiciones socio-económicas juegan un papel vital en el desarrollo educativo. Un estudio del National Center of Education Statistics revela que elementos raciales, sociales y económicos afectan la diferencia de quien está logrando un mayor nivel educativo y quien rompe los estudios a temprana edad. Mientras el 6% de estudiantes de familias de altos ingresos dejan las escuelas, un asombroso 40% de estudiabtes de familias pobres no continúan educándose. Los hispanos estamos en primer lugar de la lista. Jóvenes latinos dejan la escuela hasta en un 80% en algunas regiones del país.
Deficiencias económicas y sociales, problemas con el idioma, racismo, discriminación e insensibilidad cultural son algunos de los factores vitales para las alarmantes cifras. Una complejidad de factores juegan un papel esencial en esto, incluyendo la indiferencia con que son tratados los hispanos y las minorías en el sistema escolar.
Cada año la diversidad cultural se expande en esta tierra de emigrantes. Cifras reveladas en los años 1994-95 revelan que durante ese tiempo 3.1 millones de niños fueron identificados como LEP, o sea niños con limitaciones en entender, hablar o escribir en inglés. Esto es equivalente al 7.3% de la población escolar total desde Kindergarten al grado 12. Para 1996 esta cifra incrementó un 5%. Después de los resultados del censo 2000 se estima otro incremento de por lo menos un 10%. Se estima que de todos los emigrantes que cada día arriban a este país el 90% no hablan inglés, de esta cantidad la mayoría son hispanos.
Los distritos tienen la responsabilidad de manejar sus correspondientes sistemas educativos según estima conveniente limitadas leyes federales. El verdadero poder radica en los estados. Esto beneficia en su mayoría a la cultura dominante. Algo parecido sucede con los exámenes estatales. Cierto es que vivimos en este país, pero no teniendo los distritos pobres el mismo acceso a alta calidad educativa somos las minorías las que pagamos. En distritos con mayor diversidad cultural-donde los hispanos ocupan posiciones electas, como Union City o Elizabeth, los hispanos y otras minorías se benefician de la atención que prestan los oficiales electos a los problemas que enfrentan los que comienzan a aprender un nuevo idioma bajo una cultura extraña, en comparación a otros distritos donde los hispanos no han desarrollado poder político. Aún asi existe un desbarajuste en la educación, y no se trata solamente de discriminación ni racismo.
el maestro
La mayoría de los ciudadanos ven al maestro como un educador, cuyo trabajo es enseñar y prestarle todo el tiempo a nuestros hijos. Esta es la esencia de su trabajo. Lo que ignora la población es la tonelada de papeles, bajo la exigencia de los distritos, a que son sometidos los educadores. Y esto van en incremento. Algunas exigencias y regulaciones bordean en lo ridículo. Asi aumenta el papeleo y la burocracia, aumenta la frustración del verdadero educador, cuya tendencia natural es enseñar, no llenar papeles, colectar datos, regirse por cualquier tipo de experimentos educativos que trearán aún más papeles, al mismo tiempo que los supervisores educativos se multiplican ejerciendo una enorme presión sobre ellos para completar las complicadas formas que satisfagan tal o más cual idea cuyo origen pudo bien haber nacido en la mente de personas, que habiendo pasado del aula a la oficina, parecen haber olvidado la importancia de enseñar.
El papeleo se ha convertido en una tortura. El educador tiene que pegar papeles en las paredes de las aulas, llenar formas, realizar exámenes que demanda el estado o el distrito regidos por inflexibles fechas, tener todo robóticamente organizado, las pizarras tienen que tener específicas frases, complicados indicadores ennumerados, todo esto tiene que reflejarse también en los lesson plans o planificación de lecciones. A todo esto se añade la actitud de algunos Superintendentes de Escuelas, que en algunos lugares actúan como caciques locales, ostigando a los principales, éstos a su vez, se ven entre la espada y la pared, porque tienen que presionar a los maestros, a la vez que entienden que éstos no dan para más.
Estas actividades interrumpen directamente la salud de la relación entre maestro y estudiante, que es el fundamento de la educación. Después de tanto papeleo y tanta burocracia, está la vocación de enseñar, la cual los profesionales de la enseñanza practican con el ejército de supervisores, evaluadores y observadores arriba de ellos. La diferencia de sueldos entre estos burócratas y los maestros es astrónomica. Los peor pagados en el sistema educativo son precisamente los que llevan toda la carga y los que desempeñan la labor más importante: educar a su hijo o hija, con dedicación. disciplina, dignidad humana y amor.
el reto social
Encima de esto la sociedad se ha enfrasacado en enviar un mensaje de desafío y violencia. Mientras los maestros luchan por inculcarle las más nobles virtudes a los niños, el cine, la televisión, los noticieros y el medioambiente celebra lo peor del ser humano. Aunque existe una respuesta de algunos sectores sociales que crean un escaso balance, llevando mensajes saluidables para la formación de los que en el futuro llevarán la responsabilidad de conducir el destino de nuestra gran democracia, impera el materialismo, la carrera hacia la fama, el dinero rápido, el desafío a las instituciones que crean la base de una sociedad civilizada. Nuestros jóvenes quedan a merced de las vulnerabilidades de la inexperiencia y de los que manipulan la información promoviendo las características más débiles del ser humano. Este es un verdadero reto para los educadores, quienes ni siquiera pueden poner como ejemplo la más alta oficina del país para enseñar que el duro trabajo, la dedicación, el nivel educativo y la sinceridad, llevan al camino del respeto y del éxito. Si el presidente de Estados Unidos comete adulterio y le miente a la nación, no le hes fácil al educador el valor de la lealtad, de la sinceridad, porque justo o injusto, el estudiante tendrá su mayor defensa en la conducta del hombre que ocupa la oficina más alta del país. Las aulas no están excentas de la decandencia social.
Solamente en este aspecto la labor del maestro es de extrema importancia. Sin disciplina, sin control de una clase, sin patrones de conducta, es imposible enseñar. Añádale a esto la legión de supervisores, el ostigamiento de las regulaciones del estado y del distrito y el consecuente papeleo-con sus inextrincables fórmulas-y entenderá el lector porque tenemos una crisis educativa.
En Nueva York se necesitarán 54,000 maestros en los próximos 5 años. Recientemente pudimos ver y leer como los estudiantes atacan físicamente a los educadores, practicamente con impunidad. Para el 2002 se estima que retirarán un millón de maestros en la nación. La mayoría con vasta experiencia, muchos totalmente necesarios, Sin embargo optan por el retiro antes de enfrentar tanto la falta de respeto y la violencia de los estudiantes como la falta de apoyo y el camión de papeles y exigencias de los gobiernos estatales y los distritos. Con toda esta alarmante situación nadie propone que se reduzca la cantidad de papeleo, presiones y puestos administrativos en el sistema. Quizá simplificar sea parte de la cura para la crisis que enfrenta la eduación en los Estados Unidos. Pero: ¿Quién le pone el cascabel al gato? Quizá un viraje hacia lo tradicional, en términos humanos, una campaña de disciplina y respeto hacia el maestro no sólo de parte del estudiante, sino de parte de todos los sectores de la sociedad, brinden parte de la solución.
Una intensa campaña de humanismo sería capaz de lograr mucho más que todos los estudios y soluciones académicas que hasta ahora parecen haber exracerbado la crisis.
Los hispanos continuamos en el fondo del barril académico. Esto resulta en el dramático índice de pobreza, dependencia del gobierno, adicción a las drogas, alto grado de jóvenes que salen en estado sin estar casadas ni tener la educación para mantener a sus hijos, padres irresponsables, membrecía en las “gangas” y un catálogo de males que hará del futuro un pedregal en vez de un camino hacia el éxito.