Political Reporter #26

En el invierno de 1991 nos reunimos parte de la directiva del Movimiento 30 de Noviembre en un local de nuestro hermano, Ciro Jiménez, para discutir el nacimiento en La Habana del Partido Democrático 30 de Noviembre. Nuestro Secretario General, Luis Israel Abreu, insitía desde hacía algún tiempo, que la lucha por la libertad de Cuba se debía concentrar en el apoyo de los que, como en los años 60 ellos lo hicieron, ahora manifestaban inquietudes democráticas que coincidían con las ideas del Movimiento nombrado trás la monumental figura de Frank País, quien fuera compañero de lucha de la mayoría de los presentes aquella mañana en el intenso frío de North Bergen.

El domingo 10 de febrero en West New York, cientos de compatriotas y decenas de miembros del M30 recibían formalmente a Maritza Lugo, Vice Presidente del PD-30N. Lugo y su esposo Rafael Ibarra Roque, Presidente del PD-M30, quien hoy continúa cumpliendo la injusta condena de 20 años en Cuba por liderear el partido democrático en la isla, forman parte de la extensa tradición opositora del MR-30, cuyos miembros han pagado con sus vidas o largas sentencias de prisión política por su tenacidad en alcanzar el derrocamiento de la dictadura castrista, a lo largo de 43 años.

Con su bagaje de sufrimiento a cuestas, con una dignidad que va más allá del lugar poco común de los héroes, con su hija, con una sonrisa que revelaba cierto aire de sorpresa, hizo su entrada al salón esta mujer de superlativas convicciones.

Maritza Lugo está hoy entre nosotros, su corazón está en Cuba, donde libró muchas batallas, donde la esperan muchas más. Habló pero su presencia se erguía sobre el contexto de sus palabras, una suerte de palmas rebeldes, una fuerza superior, transpiran de sus hechos. Para nosotros Maritza, de treinta y ocho años de edad, viene a verificar el fracaso de la dictadura, es otro testimonio del derrumbre de la ideología marxista. Maritza, Rafael, Ismael Lugo y tantos otros, representan lo mejor de su generación, la esencia del cubano digno, justo y combatiente.

¡Bienvenida hermana! Tu ejemplo es nuestro aliento, por lo que aspiramos y luchamos por décadas. Tu presencia es absolutamente necesaria para nuestra patria. Ojalá que estés poco tiempo entre nosotros, que regreses a Cuba con la frente en alto y tu manto de amor cubriendo el rastro de odio y tristeza de los tantos como tú, los cubanos que sufren y hemos sufrido por 43 años. Mientras tanto continúas haciendo historia, elevando el nombre de Cuba donde quiera que tus pasos iluminen la palabra Libertad.

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