Todos con Raúl
Rafael Román Martel
Para los comunistas cubanos la papa caliente es cómo salir de Raúl. Para la cúpula del aparato todos los mecanismos están en pie. En Cuba no se mueve nada y el plan de post mortum del líder cubano ha sido sofisticadamente estudiado y revisado por la contrainteligencia. La papa caliente, digo, es que nadie confía en nadie y todo el mundo le tiene miedo a Raúl. Raúl y sus más cercanos colaboradores tienen que tener en cuenta que mientras Fidel pueda susurrar una palabra el hombre es peligroso. Todo el mundo se cuida de Fidel sin tropezar con Raúl pero nadie sabe lo que realmente la mayoría está pensando, aunque se lo imagina.
Nada fácil ser un alto dirigente comunista cubano en nuestros días.
Lo que más le preocupa a la alta esfera del aparato es que no truenen a sus jefes. Como dice el viejo refrán español: cuando veas las barbas de tu jefe arder pon en remojo las tuyas. Para lograr esto lo mejor es mantenerse callado y decir “¡Sí compañero! ¡Patria o Muerte!”, etc y sobre todo mantener una latente manifestación de odio hacia los yankis, que son los causantes hasta de los ciclones.
Pero sigamos la pista de Raúl. Para este señor mantener el poder es absolutamente necesario mantener a raya a los miles de ochoistas que han estado esperando, desde el ajusticiamiento de su jefe, alguna apertura por donde colar las balas. Son los generales, coroneles y altos oficiales de inteligencia que hoy dirigen el país los que asistieron al hermano de Fidel en la purga de la causa 1 de 1989.
Una vez que se anuncie La Noticia y esté el país bajo control y llorando, se puede pensar en las opciones. Raúl es un hombre pragmático pero no olvidemos que ha mantenido, como su hermano, inquebrantables convicciones políticas-marxistas y revolucionarias- y una dedicación total a mantener a su hermano en el poder. Raúl no tiene el carisma de Castro pero tampoco es mango bajito. Una apertura de corte radical no es algo que se puede esperar. En caso de que Castro muera a causa de su enfermedad-algo que para algunos parece una imposibilidad-o esté ya muerto-lo cual es una gran probabilidad, después de la gritería, la celebración en el exilio y el show que van a montar los comunistas cubanos con el funeral ¿qué va a pasar en Cuba? ¿Tendrían los cubanos de la isla la oportunidad de marcar su destino y cambiar el fracaso comunista? ¿Está la mayoría del pueblo dispuesta a afrontar las responsabilidades de un estado libre? ¿Se podrá substuir la palabra resolver por la palabra trabajar? Estas y otras interrogantes son contestadas por los “expertos” en el buen programa A Tiro Limpio de Oscar Asa en Miami, pero la respuesta mágica no la tiene nadie todavía.
Los cubanos tienen en su poder dirigir su destino. Los comunistas tienen las armas. No hay dudas que el odio, las rencillas y los largos años de deudas pesan pero la corrupción es agresiva porque defiende intereses oscuros. Nadie quiere perder lo que ha usurpado a base de tanta sangre y tanto engaño. Raúl no es diferente. Dentro del sector militar gravitan las mentes jóvenes, la ambición y el interés en alcanzar la gloria-sino la responsabilidad de salvar el país de otro largo período totalitario.
La responsabilidad de los que estamos fuera de Cuba es apoyar los esfuerzos por establecer un estado de derecho. Ya no somos piezas de juego en el tablero cubano porque la verdadera decisión está en la mayoría de los que viven en Cuba. No se me conoce por hacer pronósticos pero llevo 37 años fuera de Cuba-sin regresar con paquetes de quince ni cuchillitas de afeitar-y he escuchado una y otra vez que los cubanos de Miami “van a dejar las luces encendidas para salir para Cuba”. Me da la ligera impresión que la cosa va a ser al revés. Mucha gente va a querer salir de Cuba, aunque sea para salir de Cuba. Vaya aunque sea a la Repúbica Socialista Bolivariana, porque ningún pueblo está a gusto con un gobierno que le prohíbe viajar libremente.
Si nada cambia políticamente los cubanos buscarán la manera de hacer negocio con Raúl. De hecho ya en Miami hay una lista de gente que quiere comprar terrenos en lugares turísticos para “hacer condominiums” como en los 80 pagaron para estar en una lista inventada por un vivo que prometía devolver las propiedades confiscadas por Fidel y sus amigos. No dudemos de que ni en aquella broma ni en esta estén funcionando los operativos de la inteligencia cubana, experta en reirse de la ingenuidad de los buenos cubanos en el exilio.
El que no se debe estar riendo es Raúl ni los que lo ven como un escombro viviente de la guerra fría, un estorbo para los nuevos planes de una nueva orden que aspira a hacer historia en vez de vivir de la historia. Hay mucha gente entre los nuevos dirigentes cubanos que tienen que estar haciéndole el muñeco a la gesta heróica, que cansa a cualquiera.
La realidad es que hasta que no se resuelva el rompecabezas todos están con Raúl y dentro de Cuba no hay mucha otras opciones. Esperemos que las mejores intenciones prevalezcan donde la palabra cambio se traduzca en democracia. El optimismo no es un resultado muy lógico para el problema Hermano de Castro.
[…] nosotros el retiro de Castro puede ser el comienzo de una nueva era, porque Raúl no es un tipo muy popular, que digamos. Y los abusos y los crímenes de los comunistas han sido tantos y por tanto tiempo, […]
Castro’s Retirement Plan « Rafael Román Martel said this on February 19, 2008 at 12:42 pm |