Un mundo nuevo y feliz

Rafael Román Martel

Para los que soñaron con el comunismo el pasado siglo y los que pensamos que este sueño se hacía trizas en 1991 la situación es trágica. Nos tomamos la política en serio. Hoy después de 100 millones de víctimas el comunismo está más vivo que nunca. Ahora no tienen que tomar el poder en líricas revoluciones con ametralladoras portando flores en el cañón. Ahora el imperio nos ha eufemizado la imagen. Vivimos en un mundo tecnológico. La cosa ahora es consumir, resolver, tener ese ipod, ese televisor Plasma. Los graves rostros de héroes míticos como el Ché son ahora camisetas, que generan millones de dólares sin que la mayoría de los que las portan sepan ni siquiera que representa la imagen rockanrolera del aventurero argentino.

El comunismo, con toda su maldad a rastros, es una especie sitcom donde las estrellas tienen el color de una carcajada siniestra. Fidel es un anciano benévolo que se nos presenta en playera anunciando la marca capitalista Adidas. Evo Morales es la caricatura más comercial de una raza que jamás tuvo representación humorística y que ahora, con la figura de Evo, goza de grán popularidad en el género de la comedia. Rafael Correa es la imagen pura del pícaro criollo, que hasta se viste de indígena para resaltar su agudo sentido de la sátira. Quiza, en el lado más serio de este show, tenemos a Alan García, representante de una nueva generación de delincuentes que ponen a prueba la ignorancia y la escasa capacidad de la audiencia, que también vota, en un ejercicio legítimo de la más cómica democracia: la democracia latinoamericana.

Es un milagro que Cecilia Boloco no haya ocupado la presidencia de la Italia del Sur, hundida en paupérrima miseria. Allí el programa de mayor popularidad es Big Brother, una brillante idea anarquista convertida en broma pesada del draconiano imperio. Los américanos no respetan ni a Orwell. Qué verguenza. Encima de esto, el imperio ha desatado una ola represiva en contra los emigrantes, que son forzados en masa a cruzar la frontera de México en busca de descriminación y oportunidad para protestar por causas socialistas en este páis, donde el control ha llegado a límites inimaginables por culpa de Osama Bin Laden, otro personaje, menos cómico, más peligroso, de “la nueva ola” que sacude al mundo. Ya aqui no se puede ni hablar por teléfono. Hasta controlan la internet. Qué falta de respeto. ¿A dónde está mi libertad?

El Show de Carlos Menem ha sido temporalmente cancelado por falta de audiencia. Menem ha bajado en popularidad ante la relación de su hijo con la fabulosa Shakira, quien es (¿era?) novia de otro hijo de presidente de Argentina, pero esto de los nombres son minucias. Ella es una cantante muy seria que no entra en esto del cambio de imagen ni el bonchesito de estos representantes de la Nueva Comedia Demócratica.

La bellísima cantante Shakira, fue novia del hijo de un ex-presidente argentino.


Toda esta gente alimenta muy bien los bolsillos de escritorazos como Andrés Oppenheimmer, quien logró una reputación intachable como analista político y pitoniso cuando predijo la inmediata caída de Fidel Castro en su obra maestra “La Hora Final de Fidel” hace unos 20 años atrás. Oppenheimer ha logrado llevar su programa de crítica teatral a un éxito de magnitud global. Jaime Bayly, un famoso escritor de serios temas homosexuales, es el analista político de mayor seriedad dentro de la farándula latinoamericana.

Andrés Oppenheimer, autor de La hora final de Castro y recientemente escribió Cuentos chinos

Lula tiene amplia experiencia en la farándula y se cuida en sus monólogos de no seguir las pisadas de los nuevos comediantes. La experiencia le ha enseñado que en la tarea de hacer reir al público y hacerse rico a la vez puede uno encontrar aceite en el camino.

Como predijo Karina, esto es “un mundo nuevo y feliz.” Si no me cree vea el noticiero. El mundo, sobre todo el de “Nuestra América” ha avanzado a pasos gigantes, es una lástima que la violencia, que es real y verdaderamente trágica, sea el toque de ópalo de semejante obra.

Jaime Bayly, el más afilado de los críticos de la comedia latinoamericana.

La verdadera estrella del socialismo bolivariano es nada más y nada menos que Hugo Chávez. Hasta yo he simplificado su imagen alguna vez. No me lo perdono. Hugo es uno de los más complejos y serios comediantes del universo, es el Cantinflas del Nuevo Orden. Sólo me puedo imaginar como el cobarde de Bush y sus salvajes esbirros se ríen de él en sus orgías de la Casa Blanca. El video donde Chávez llama a Bush “pajarito” y lo reta a un duelo en medio de un campo tiene que ser un clásico de la política internacional. Ni siquiera el malvado de Hitler provocó tal ira, tal señalado acto de dignidad y valentía.

Para los venezolanos Chávez no es ningún comediante. Esto es totalmente perdonable. Venezuela tendría que pasar por una etapa similar a la de Cuba para entender un humor tan negro. Pero la trascendencia de este gracioso personaje ya hace sus estrágos. Como parte de la nueva democracia bolivariana ha intervenido un popular canal de televisión para que el pueblo se apodere de éste e informe debidamente, no con mentiras e influencias del imperio. El ídolo de Hugo es Fidel y ya sabemos el éxito y el resultado de su período democrático en la isla de Cuba.

Algunos pioneros de la democracia latinoamericana han tenido un desenlace menos cómico, como es el caso de Cara de Piña, quien una vez fuera presidente de Panamá y llegó a desafiar, con machete en mano, al perverso imperio, siendo apresado por las garras del capitalismo y exhibido ante el mundo.

Manuel Noriega, ex-presidente/dictador de Panamá, alias Cara de Piña, apresado y procesado por autoridades norteamericanas después de la invasión de Panamá en 1989. Hoy es autor de un libro de historietas.


El comunismo, socialismo o como usted quiera llamarle-eso de los títulos es free style-ha renacido en nuestras tierras, en el éxito de los nuevos representantes y el super desarrollo de los pueblos de América está la respuesta para la problemática de la imigración ilegal en este país. Millones de latinoamericanos regresarán pronto a sus países para gozar de los logros del socialismo, dando al traste con el imperio, que caerá aplastado por la ausencia de los emigrantes latinoamericanos; indispensables en el nacimiento y el desarrollo humano, intelectual, tecnólogico y social de este monstruoso país.

uc 20 07

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