Una foto de José Martel en La plaza de Cárdenas en noviembre 2, 1947
Rafael Román Martel
Mi padre, José Martel QEPD, en la plaza de Cárdenas, Cuba, junto a dos de sus empleados del taller que tuvo por 28 años en una foto fechada en Noviembre 2, 1947, hasta que los comunistas se lo quitaron y lo enviaron a un campo de concentración, sólo porque no compartía la infamia fidelista. El viejo hablaba de su taller con singular amor: era el producto de sus manos. Lo comenzó a construir cuando tenía sólo 15 años de edad, pieza a pieza. A base de mucho sudor y duro trabajo logró tener hasta 42 bicicletas para alquilar y un taller muy popular y equipado. Comenzó a trabajar a los 8 años. Era un obrero pero los comunistas lo clasificaron como “pequeño burgués”. Jamás fue un burgués, lo recuerdo trabajando 7 días a la semana en su pasión, que era arreglar bicicletas en un pueblo donde las bicicletas y los coches a caballo eran el transporte más común.
Mi padre comenzó su negocio armando él su propia bicicleta pieza a pieza para llevarla a Varadero a alquilar los domingos. Cuando aquello, al final de los años 30 papá me contaba que las bicicletas se alquilaban “a palabra”, o sea usted se llevaba la bicicleta y pagaba cuando la devolvía sin antes haber pagado un centavo. Muy orgulloso de aquellos tiempos mi padre me repitió muchas veces: “Nunca me robaron una bicicleta”. Eran otros tiempos, otro mundo donde robarse una bicicleta de alguien que te alquilara era una bajeza impensable, reservada para el fondo de la escoria de la sociedad cubana, la cual llegó al poder en 1959 y llevó a nuestro pueblo al desastre irreparable que hoy reina las calles de la isla.
Siempre respetó la disciplina de los norteamericanos y logró, junto a mi madre, sacarnos de aquella pesadilla. Los dos llegaron sólo al tercer grado. Su nieta Frances Martel se graduó de Harvard University a los 20 años y a sus escasos 25 se graduará de abogada el 20 de mayo de Fordham University. El viejo, quien jamás le hizo daño a nadie, desde el cielo estará sonriendo cuando su nieta tenga en las manos el diploma de leyes y después las licencias de abogada de New York y New Jersey.
Mi padre se nos fue el 16 de julio del 2010, se nos fue simplemente como había vivido.
Nos marcó para siempre con su buen ejemplo, con su mansedumbre, con su dedicación a la familia. Descansa en Paz padre. Has cumplido. Estoy seguro que nos volveremos a reunir en el paraíso y todos, en la vida eterna, donde todo es posible y todo es Amor bajo el manto de Dios, montaremos tus bicicletas Niágara, sin temor a que ningún comunista te las quite ni te quite tus logros ni tus sueños, agradeciéndole a Cristo y a Dios el bello legado que nos dejaste.