Venezuela: en otra encrucijada
Rafael Román Martel
A un año de perder unas elecciones, el presidente Hugo Chávez se ha preparado para no perder otras. Puede ser que los votantes tengan otras intenciones pero el clima de terror y amenazas de parte del presidente hacen de estas próximas un verdadero referendum para el pueblo venezonalo: en estas elecciones la cuestión vital es votar por restablecer la democracia o rechazar el terror institucionalizado y la imposición total de la dictadura comunista.
Si Chávez gana nada se pondrá en su camino para imponer un régimen mucho más radical que la que hoy ha fabricado a base de decretos, terror y la asistencia técnica de su más efectiva fuente: la internacional socialista.
Los lemas del chavismo llevan el violento sello del comunismo, el presidente ha prometido “meter en la cárcel” al gobernador de Zulia, Manuel Rosales, los alcaldes, gobernadores o candidatos a las alcadías de Venezuela que se oponen a Chávez son constantemente amenazados por los chavistas, embriagados por la beligerante retórica de su líder.
A uno de los líderes del país con mayor autoridad moral y demócratica, el General Raúl Isaías Baduel, se le contiene bajo arresto domiciliario. Baduel enfrenta un juicio de total arbitrariedad después de ser detenido ante cámaras de televisión de manera violenta e indigna.
El delito de Baduel consiste en no estar de acuerdo con el presidente Chávez.
Por el respeto que inspira y sus fuertes lazos dentro de las fuerzas armadas Baduel es visto como una seria amenaza para Chávez quien no lo recibe desde el año 2006, cuando el general declaró que no estaba de acuerdo con las deciciones tomadas por el consejo de ministros, señalando que los recursos naturales del país estaban siendo manipulados por el gobierno. El 17 de noviembre del 2008 Baduel declaró que el petróleo es utilizado en Venezuela “para sustentar el proyecto personalista” del presidente. “Si no hay giro hacia la democracia estamos destinados a ser un país de indigentes”, dijo Baduel publicamente refiriéndose a la importancia del voto el 23 de noviembre.
Baduel pasaría a ser parte de la oposición en función de defensor de la democracia. Hoy su suerte está en manos de un tribunal fuertemente influenciado por los comunistas venezolanos.
No duda que “los venezolanos queremos vivir en democracia con justicia social” con “responsabilidad de resolver la problemática de exclusión de las clases pobres del país”, espera que el 23 de noviembre el pueblo le “torcerá el brazo a Hugo Chávez”, exhorta a los venezolanos a votar y augura el triunfo de la democracia.
El futuro personal del general Baduel es tan incierto como el futuro de Venezuela pero no sus convicciones democráticas y su probado valor: “tengo miedo a tener miedo”, declaró en la entrevista para Globovisión desde su prisión domiciliaria.
Si la democracia no triunfa el 23 de noviembre se establecerá una dictadura donde el futuro es fácil de preveer: sólo basta mirar a Cuba para ver la Venezuela de Chávez.
Con la inflación del 36%, un desempleo y una delincuencia jamás vista en el hermano país, los chavistas, armados hasta los dientes han constituído las “milicias bolivarianas” que patrullan las calles de las ciudades venezolanas aterrorizando a los residentes, amedrentando a la oposición democrática.
Muchos son los estudiantes que han sido misteriosamente asesinados, los desaparecidos, la ola de secuestrados y presos políticos. Reina en el país un ambiente caótico, un clima donde nadie está seguro. La corrupción y la anarquía parecen haber tomado las riendas de la sociedad. Esta es la Venezuela que Chávez, sus compañeros cubanos y el resto de la pandilla socialista ha logrado arrastrar hasta estas elecciones del 23 de noviembre.
Si hace un año estas tácticas fueron elaboradas sin resultados, hoy se ha sofisticado el aparato represivo, su caudillo ha llegado a declarar que si la oposición ganara las elecciones él llenaría las ciudades de tanques de guerra. Amenazas serias de parte de un hombre que llegó al poder prometiendo justicia social y respeto a los derechos de todos los venezolanos.
Si al menos hubiese cumplido con su palabra al pueblo mientras que dedica su tiempo en atacar a los demócratas del mundo libre, no llamaría la atención de la prensa internacional pero el presidente han puesto todo su esfuerzo, sus recursos petroleros y su extenso y vulgar vocabulario en sembrar el rechazo tanto de vecinos como de naciones que una vez sostuvieron las mejores relaciones con Venezuela. Sus ataques verbales han puesto al país en una difícil situación su Colombia y su política ha aislado a Los Estados Unidos, blanco de sus más agresivas diatribas.
Chávez se ha adjudicado una cátedra en la anti diplomacia.
Gane o pierda las próximas elecciones el saldo de su presidencia afectará a los venezolanos a largo plazo.
El único perdedor ha sido el pueblo que muestra ya las huellas de 9 años de revolución.
Una victoria de la democracia se hace indispensable para el horizonte venezolano.