Venezuela entre dos aguas
Rafael Román Martel
Ganarle unas elecciones a los comunistas es como ganar el maratón olímpico con un saco de arroz de 50 libras al hombro. Los venezolanos demócratas acaban de darle un duro golpe a Chávez a pesar de las “irregularidades” en la noche de elecciones.
Y ya van dos. Uno el año pasado y otro la noche del 23 de noviembre del 2008. Y el hombre ya no es el mismo. Está más loco y esto de perder elecciones no le asienta en el tratamiento. Dice ahora que ganó.
Y es que los dictadores nunca pierden.
Pregúntenle a Fidel.
Lo cierto es que el 44% de los venezolanos estarán bajo la protección de gobernantes demócratas. El idilio con Chávez está llegando a su fin.
La secta controla 17 estados de Venezuela pero es la oposición la que ha ganado los estados más poblados e importantes, los de más relevancia económica, en fin: los que hay que ganar.
Durante la tarde del 23 de noviembre se reportaba una paliza de parte de la oposición. Al percatarse de esto Chávez mandó a la secta a apoderarse de las calles. El mundo pudo ver a través de Globovisión y sus valientes periodistas como amendrentaban a los ciudadanos, amenazándolos desde sus motos, todos vestidos de colorado. Les gritaban “¡Mentirosos!” a los ciudadanos que esperaban para votar. Y es que cosas que ni siquiera podemos imaginar los que vivimos en una democracia tuvieron efecto en las ciudades venezolanas esa noche.
Con la complicidad de la policía militar muchos centros de votación no cerraron a la hora señalada mientras la secta traía camiones con votos comprados. La oposición denunció estas irregularidades una y otra vez pero no se cumplió la ley. Chávez, desesperado desde su centro de controles espacial-porque Chávez es astronauta-dictaba órdenes y dictámenes, enviando a los motorizados por todo el país y los camiones, que en muchas ocasiones sólo traían tres o cuatro necesitados o rezagados chavistas, que de éstos hay ahora muchos en Venezuela, simplemente porque la secta no trabaja. La secta ha fracasado.
Sólo basta ver como los venezolanos están viviendo bajo el gobierno del presidente Chávez. Caracas es una de las ciudades más peligrosas del mundo, la inseguridad y el caos son la orden del día. Largas colas se han visto por la escasez de alimentos básicos como la leche y la carne. La higiene urbana está muy mal; calles llenas de basura, llenas de huecos (tantos huecos como en West New York, New Jersey). Presos políticos y terror político institucionalizado. Más de 37 mil cubanos comunistas en Venezuela y todo el que puede emigra a Miami porque un estado de enajenación ha poseído al jefe de estado.
Por otra parte muchos votantes expresaron la cortesía con que habían sido tratados por los militares y aparte de los miembros de la secta que no ocultaron su militancia ante las cámaras de Globovisión, se podía apreciar un ambiente de calma en el país. Hasta el momento Chávez no ha sacado los tanques y aqui le damos crédito por facilitar el proceso democrático, con sus trampitas y eso.
Recae ahora una gran responsibilidad para la oposición: cumplir con ese 44% de los venezolanos que han votado por ellos. Chávez y su partido tienen la misma responsabilidad. ¿Quien cumplirá?
No se puede negar que Chávez ha ganado 17 de los 22 estados en contienda. Si la mayoría que un día votó por mantenerlo en la presidencia desea establecer el “socialismo bolivariano” como estado de fracaso vitalicio que nada entonces se interponga en esta decisión pero, por el momento, una vez más Venezuela le ha dicho no al radicalismo marxista.