Boxing

Trinidad derrota a De la Hoya

Tito gana 10 millones
De la Hoya 15 millones
Los fanáticos pierden
y preparan los bolsillos porque…por ahí viene
la revan$ha


Photo: Rafael R. Martel HBO Building, New York August 2001

Si Tito Trinidad hubiese forzado la pelea desde el 5to. o séptimo round como lo hizo en los últimos tres, Oscar de la Hoya se hubiese visto obligado a cambiar golpes. Claro que no era fácil para Trinidad alcanzar a Oscar, que se montó en una bicicleta desde los primeros rounds, para en ocasiones frenar y disparar certeros golpes sin consecuencia, después salía corriendo del intercambio hasta el final de la pelea, cuando De la Hoya fue abucheado por los fanáticos de Las Vegas, algunos de los cuales pagaron hasta $7000 por entrada esperando ver una pelea de boxeo y no una “lección”, como denominó el joven nor-teamericano a su actuación esa noche.

Durante los primeros rounds De la Hoya confundió a Trinidad con ráfagas de golpes y una loable versatilidad en el ring. Si presentaba pelea era por unos segundos, después había que caerle atrás, fue escurridizo y oportuno en el contra golpe. Ganó los cambios de golpes a base de rapidez, fue inteligente y hasta el 8vo. round, cuando conectó una serie de derechas de consideración, la pelea era suya. Sin embargo no fue el agresor ni el campeón que todos esperabamos defendiera a golpes su campeonato, nadie esperaba que Oscar se dedicara a defraudar a sus fanáticos evitando el combate. Después del 8vo. Trinidad comenzó a conectar algunas derechas sin mayores consecuencias pero con autoridad y estableciendo que era él el agresor, que era él el que realmente ambicionaba obtener el triunfo. De la Hoya comenzó a lucir cansado, incapaz de entrar en distancia y poner sus golpes en los últimos rounds, cuando, generalmente, se deciden las peleas de campeonato. Durante los últimos trés rounds De la Hoya fue dominado por el boricua, que no paró de perseguirlo por todo el cuadrilátero sin mucho éxito de al canzarlo. Estaba claro que Oscar reuía el combate por temor a la pegada de Tito, quizá por el agotamiento de correr durante toda la pelea, quizá por pensar que la tenía ganada. En su esquina le aseguraban la victoria. Los dos alzaron los brazos cuando sonó la última campana, pero “la pelea del milenio” fue un fiasco.

“Quise dar una lección de boxeo” repitió un enojado De la Hoya en la conferencia de prensa. “¡Qué estaban mirando los jueces!?” se quejó el joven campeón prometiendo que en la revancha será totalmente agresivo: “Seré el fajador”, dijo. Por su parte el ahora campeón de la IBF y WBC, Tito Trinidad- con gafas de sol tapando una moderada inchazón en el ojo izquierdo- expresó que él había prometido ganar: “Lo dije muchas veces, que ganaría esta pelea y lo cumplí.” Cierto es que el puertorriqueño ganó el combate ante los ojos de los jueces y muchos fanáticos, pero los verdaderos ganadores son Top Rank Inc., HBO y Don King, quienes se frotan las manos pensando en el billete que van a hacer en la revancha a costa de los fanáticos. Hasta ahora la química no falla: una monstruosa promoción, alguna que otra controversia, se hinchan las reputaciones de los boxeadores hasta casi explotar; y todo el mundo compra la pelea.

El boxeo se ha distanciado mucho de los años en que Sugar Ray Robinson, Rocky Marciano y Joe Louis peleaban como verdaderos gladiadores por, lo que son hoy, ridículas sumas de dinero. No es fácil en nuestra época encontrar dos campeones que estén dispuestos a brin-dar una memorable pelea-como la de Tommy Hearns y Sugar Ray Leonard-aún cuando reciben millones de dólares y mucha más publicidad y adulación del público que hace años atrás. Quizá algún día los fanáticos se cansen de pagar 50 dólares por ver peleas flojas y no las encargen al Pay Per View por unos meses. Esto, que es muy poco probable, pondría en seria situación al megamundo del boxeo y obligaría a los promotores a brindar mejores carteles, a la misma vez que presionaría a los boxeadores a dar más pelea y menos carrera. El 18 de septiembre Oscar de la Hoya estaba más preocupado en protegerse que en ganarle a Tito Trinidad.

Ahora es Trinidad y Don King quienes se pueden sentar a esperar las ofertas, algo que Tito realmente merece porque-como le dijo a Oscar después de la pelea-su carrera no ha sido fácil. Bob Arum y el team De la Hoya estaban tan seguros de ganar la pelea y tenían tanto control sobre los detalles de las negociaciones que, en una de claúsulas del contrato, especificaron que no habría una revancha, asegurándose que en caso de ganar-de lo que es-taban seguros- no tenían ninguna responsabilidad de brindarle la revancha a Tito. Ahora tienen que ofrecerle al boricua mucho dinero para tratar de recobrar los dos títulos. Trinidad tiene muchas opciones, una de éstas es la conquista de la tercera faja que ostenta el peligroso James Page y cuya pelea podría tener quizá un mayor atractivo que la revancha con Oscar de la Hoya. Se puede decir que, una vez más, Don King tiene el sartén por el mango con una de las pocas estrellas que tiene bajo su manto de promotor. HBO y Top Rank le han hecho la vida difícil a King en los últimos años, atrayendo a los mejores boxeadores del mundo a sus jugosos contratos, pero tal parece que Don King siempre tiene un As en la manga.

Quizá en la revancha Oscar demuestre más voluntad que técnica y asi los amantes del boxeo tendrán un espectaculo que pasará de boca en boca por generaciones, de la misma manera que hoy recordamos con admiración a los que hicieron grande este brutal deporte que consume la pasión de tantos seres humanos.


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