Dreaming Argentina

Rafael Román Martel

Para Cristina Kirchner el primer paso está dado: derrotar a España y humillar a Rajoy, que se las da de tipo duro en el PP y en Europa. Cristina parece haberle dicho a Rajoy con el hurto-disculpas léase “expropiación”- de YPF: “¿No eras tan macho vos? ¡Mirá lo que te hago pelotudo!”.

El Segundo paso para “La Dama de Fierro del Cono Sur” sería otra invasión a Las Malvinas que derrotaría al Reino Unido una vez que los ingleses salgan huyendo de los valerosos soldados kirchnerianos quienes descalabrarán al imperio, como lo hicieron en 1982. Ah, a esos ingleses les encanta ser machacados por el equipo argentino. Ya le cogieron el gusto.

Hoy Margaret Thatcher es sólo una película de Hollywood.

Son los tiempos de Cristina.

Como diría el compañero Fidel: ‘”esto es un fenómeno de la imitación”. -“Pero no pive, estás equivocado Fidelón, yo soy la nueva Evita, la reina de los descamisados-(me refiero a los otros países de América, jamás a los argentinos, Che)”, diría Cristina anclada en sus zapatos de 20 mil euros.

Argentina jamás ha estado ni podría haber estado descamisada. Sus camisas más humildes son superiores al resto de mundo.

El tercer paso es nacionalizar las empresas petroleras de América Latina. El momento es propicio y la argentinada está a flor de piel.

Hugo Chávez se pasa la vida en Cuba. Evo Morales, sorprendentemente, traidoramente ha tomado el lado del imperio, declarando que sus relaciones con la petrolera española no ha tenido problemas. Es por eso que Evo declaró hace una semana “tengo miedo, mucho miedo”. Las fuentes internacionales interpretaron que se refería a la inhumana enfermedad del director Hugo pero se equivocaron: Evo, poriblemente se refería a la furia argentina.

Humala no sabe que decir y tiene problemas familiares con su hermano. Todavía no puede creer que es presidente de, bueno, cualquier cosa.

Chile y Colombia serían fácil presa de los ejércitos argentinos, que con su alta tecnología y tácticas de Guerra simplemente colonizarían ambos países, poblados de salvajes, en un par de días.

Y Daniel, pobre Daniel con sus vicios y su manera pausada e inalterablemente corrupta: Nicaragua sería la próxima provincia argentina, una minucia.

Y encima de todo esto Argentina ganará el mundial otra vez. Es preferible y menos humillante que le den la copa de una vez y que las demás colonias se frieguen por el segundo lugar.

De Ecuador ni hablar: Rafael (Correa) está sitiado por su hermano Fabricio, quien mientras más habla más coherente luce ante los disparates dialécticos de su hermano. La palabra predilecta de Correa es “anacronismo”. Los gloriosos argentinos le van a enseñar, entre otras cosas, a ponerse una corbata.

Como la Unión Europea se ha portado insolente y ahora el imperio obsoleto y decadente de Clinton-Obama está de parte del rey y sus masacrados elefantes, el cuarto paso será la invasión de Europa lidereada por Cristina y sus valerosas brigadas especiales de expropiaciones. Los europeos se verán en la difícil tarea de defenderse con el antiguo material bélico de la segunda guerra mundial, esos hierros de 1945. Los mismos que usaron los ingleses cuando fueron derrotados en Las Malvinas.

Una vez diezmada Europa, Los Estados Unidos serán jamón-una pelotada. Se comenzaría por la expropiación del Nueva York. Cosa fácil. Después caerían los otros estados bajo la mano de los plumosos generales argentinos, así podrían producir víctimas al máximo nivel. Y si usted que lee esto en Utah y no está temblando todavía, vaya botando su pistolita y échese a correr sin parar hasta la Antártica que por ahí vienen los argentinos.

Todo esto se hará sin derramar una gota de sangre, (bueno dos gotas) como lo recomendó Fidel y Raúl: los abuelos de la paz marxista universal. Los perros calientes de la nueva era. ¡Qué emoción pelotudo!

Las expropiaciones serían masivas: desde American Motors hasta un puesto de salchichas gregorianas en Quito. Todo con la imagen del Ché Guevara y de Fidel como símbolos de intervención proletaria.

Y Hugo Chávez, derrotado ya el cáncer imperialista por la medicina argentina, estaría ladrando 24 horas por el canal de televisión argentino universal, el Gran Hermano encadenado al antojo de la señora y sus súbditos, proclamaría la nueva era de los países no-alineados y la supremacía indígena en las galaxias.

Esto es la reconquista de la Raza Cósmica. Vasconcelos se quedó corto. Nunca contó con Argentina, que sueña y realiza todo lo que se propone donde la única realidad es “Dreaming Argentina”. ¡Qué Maravicha!

Alemania se rendiría a sus pies, Putin le serviría el mate a la señora y Angela Merkel le lavaría la ropa. Mientras tanto los ciudadanos argentinos ejercerían sus doctorados en periodismo cómico y Animador de Televisión y Cumpleaños.

Nada puede ser más argentino.

Esto es lo que Cristina llama “la gran construcción” de la patria.

Obama y su familia de simios serían llevados a Buenos Aires en cadenas como trofeo de la superioridad de la nación. Y los argentinos pasarían al primer lugar de la bolsa mundial: 1000 a 1 ante cualquier otro ser humano en el intercambio de las bolsas internacionales; un sueño hecho realidad. Mientras la señora expropiaría las más famosas marcas de zapatos que ahora llevarían su nombre y todos sus apellidos. Ella se encargaría de diseñar los zapatos oralmente, desde su puesto de mando en la Casa Rosada.

Las capitales del universo se pintarían de rojo. Los techos de rojo, las paredes, los latones de basura, como un homenaje a Juan Manuel de Rosas y a Hugo. La ONU sería erradicada y el Estado de Israel sería renombrado Mal del Plata, después que sus habitantes desaparecieran de la misma manera que desparecieron los gauchos bajo Rosas y su primo Sarmientos.

Este es el mundo ideal de la señora Kirchner hasta que toca el despertador a las 11 de la mañana y es hora de las visitas, del retocador y del tinte. Ella desea soñar más: la expropiación de Francia, la conquista de Italia y la exterminación de los esquimales. Pero es hora de ponerse los zapatos newyorkinos y todo lo demás que le ha quedado grande.

Son las once de la mañana. Hora de despertar en el país de las maravillas.


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