Mi Sentencia, un relato de Jair Jacome

Mi sentencia

Este escrito está dedicado a un gran escritor y poeta que el destino puso en mi camino. Es un MAESTRO en todos los sentidos de la palabra, él fue quien me dio la sentencia final y me hizo comprender que yo había nacido para esto, el inspiró esta pequeña historia personal con un poquito de fantasía al hacerme entender que llevo el don de letras tatuado en mis ojos, y aunque no me atrevo a denominarme como un escritor porque siento que no tengo la experiencia necesaria ni el conocimiento, sé que soy un diamante en bruto que el tiempo se encargará de pulir con cada letra que plasme en un papel, aún cuando el amor me bloquee la mente. Y que los escritores viven aislados en un inmenso mundo de soledad, mas sin embargo sé que también habrán miles de personas que inspirarán más historias y me llenarán de compañías momentáneas ya que al final del día quedaré siempre solo en aquel laberinto al que le llamo alma. Gracias Maestro Rafael Martel.

-¿Dime que seré ahora? –Pregunta el joven cuya desesperación le arrancaba lagrimas.

-Pues, la verdad es que ahora serás nada, mas que eso, tan solo eso.- Respondió aquel ser de suave voz.

-¿Y que se supone que soy entonces?, ¿Que se supone que es eso?

-Un día tu me pediste un don, querías sentirte especial, querías ser admirado, querías y querías, y simplemente lo que uno quiere, aquellos “quereres” de la vida no creas que son baratos, olvídate de esas tonterías de “querer es poder”, el que lo invento nunca quiso nada enserio, lo se porque lo conozco…

– Pues, no me asustas, me disgustas – Interrumpió aquel joven – ¡tu! Fantasma de la desolación. Yo solo quiero saber eso, ¿Que será de mí ahora?
-…luego pensaste que nunca más volvería por tu casa, ingenuo niño de la desolación

–Continúo aquel ser mudo y parlante – ¿y me llamas así a mí? Tu pediste, yo te concedí, tu quisiste yo lo quise también, tu hablaste, yo calle, y ahora que puedes volar, simplemente te cortas las alas y te quedas aquí, mientras que yo lo di todo por hacerte feliz, no repare en concederte lo que quisiste, moví cielo y tierra por ti, para darme cuenta que tu don ya existía en ti y no tenias que pedirlo.

-¿Que será de mí? ,¿ y mi don?,¿ que sucederá?

-Pediste volar cómo nadie, y sin alas pudiste volar porque no hubo la necesidad para las alas, no digas que por mi culpa sufriste porque fue por la tuya. Muertes, decepción tras decepción, malas noches, holocaustos interminables de lágrimas.

– ¿Y para que eso? ¡Ladrón de palabras sucias! que no me atrevo a decir por el poco respeto que te tengo, ¿para que me hayas quitado como sea mi don? ¿Que vas a saber tú? yo sufrí, y tenlo por seguro que si tomo cada lágrima que he derramado llenaría mas de una botella y tu beberías y saciarías tu sed…. ¡No! La vomitarías como vomitas todo, porque estarían amargas y luego dulces. Cada lágrima es cada letra. Cada letra, cada llaga que tejió mi alma, ¿para que?, para que juegues conmigo, lo que se regala no se quita y me atrevo a maldecirte, me atrevo y me atreveré, sucio ángel del demonio, sucio malhechor del infierno. ¡Respóndeme! ¿Que será de mí?

-Ya te lo dije, tu pudiste volar, pediste un don, mas sin embargo, ¿Para que querer algo que se tiene? tu ya escribías desde que pusiste tu primera lagrima en un papel, aquellas cartas a tu madre, aquellos versos a tu abuela, aquellas cartas de amor infantil que nunca llegaste a entregar, las paginas de diarios escondidas bajo tu colchón, los maravillosos parlamentos de quinto grado sobre la bandera. Ya recuerdo a tu maestra cuando un día se sorprendió al leer tus ensayos e historias que ahora con el tiempo se perdieron e hizo que las dijeras en publico, y tu, nervioso sin darte cuenta que cada palabra plasmada en aquellos papeles eran como mimbre para sus paladares. Volaste sin darte cuenta, volaste como nadie, como querías te admiraron aun con el precio de tu sufrimiento, el que te daba inspiración. Transformaste tus sueños en miles de soledades acompañadas, en campanas que el tiempo recuerda, y por eso sufriste mas de la cuenta, porque tu lo quisiste, porque aun en tus amarguras infantiles cuando escribías en extrañamientos no te dabas cuenta que tu magia secaría tus lagrimas, y así te di muchos, demasiados sufrimientos, agonías enteras que te pulieron e hicieron que volaras como nadie lo hubiese hecho

-Entonces eres injusto, porque son mis sufrimientos, los sentí, los vive, los agonice yo. No me corté las alas, porque tu lo hiciste, si yo sufrí para volar lo acepto, yo lo quise pero ahora que se que mis letras son mis ojos, ¿porque cegarme?

– ¡Tu te cegaste!, te enamoraste, un escritor no puede enamorarse, dependes del mundo y el mundo depende de ti, y tu no te debes solo a una mujer, mas allá de eso, mas allá de una flor, de una mirada, de un sol, de un arco iris, hay estas tu, hay esta tu don, pero si te enamoras te bloqueas y no puedes escribir mas que basura, aquellos retazos que sobran de tu alma, y si escribes lo haces mas que para ella, ¿y el mundo que?. Luego me pediste un don pero como ya naciste con uno no te lo concedí, de todas formas me di cuenta que no podías amar y como no amabas te regale el don de amar, en parte es culpa mía porque no te avise que ambos dones son peligro, no los mezcles porque no sabrás si te dejaran volar o te ataran para siempre, es por eso que he decidido darte a escoger. O escribes. O amas.

-Tu no sabes del amor, porque yo amo mis dones, ¡que egoísta eres!, mi sufrimiento fue el que me dio mis dones, y no me arrepiento de haber pasado por tantas cosas si cada experiencia fue plasmada y desechada de mi corazón, si la tinta de un esferográfico torno mis lagrimas tan dulces como una cereza, y ahora son mis palabras, mis poemas, mis canciones, mis historias, aquellos sacrilegios, aquellas lunas, aquellos viejos, aquella puerta al alma que quedaron plasmados en un simple papel y que tienen vida y voz aunque nadie lo comprenda.

– ya basta de tonterías, toma una decisión que el tiempo es oro, en la vida se sufre y no debes de quejarte porque mas cruel que yo eres tu al usar un sufrimiento como inspiración.

-¿Qué será de mi?… Ya lo se. ..Prefiero ser ciego e ingenuo, a erudito y solitario, y aunque desde ahora solo veré al mundo de una manera superficial e insípidamente no me importa nada por ella, solo te pido algo: guárdalas, cada una de mis letras guárdalas, que regresare por ellas, ni se te ocurra dárselas a nadie mas, porque son mis ojos, son mi vida, mi sangre, cada letra que te lleves será como un pieza de rompecabezas de mi alma, con cada letra escrita se va un minuto de mi vida y las amo, amo mis letras porque son mías muy mías y eso nadie lo entenderá, mis letras son mi piel. Llévate mi don de letras y luego bésame como siempre ángel de la desolación.

-De cualquier manera una mujer es una musa, majestuosa, fue por ello que las crearon, porque estaban solos ustedes inútiles hombres, el don de escrituras ni siquiera es tuyo en su totalidad, sin ellas no habría escritores, sin ellas no habría fantasía, sin ellas no habría dolor ni dicha, ni traición ni lealtad. Por ellas, y si haz escogido entre escribir y enamorarte a el amor, ¡te felicito! , porque de mi no volverás a recibir noticias, tus palabras ahora son mías, se disolverán y morirán y al hacerlo lo harás tu también renaciendo como un ser ignorante no porque no sabrás nada, mas bien porque ignoraras los lindo de la vida en si. Yo las disfrutare porque ese el precio por la elección entre un don y el otro, las olvidaras para siempre, y si algún día las ves pensaras que pudiste haberlas hecho mucho mejor y una será mejor que otra, competirán entre ellas.

-¿Pero que será de mi?, no me importa, tienes mis letras pero aun así algún día no necesitare de tus dones para volar, me crecerán las alas mas grandes y fuertes, mas bien te compadezco porque tu no amas a nadie, no sabes lo que es la dulce sensación de un beso, una caricia. Llévatelas ya, pero mis letras quedan tatuadas en mi corazón y mas aun todas esas historias se las he contado al viento y el viento me las contara a mi cuando se me olviden, y es así como volveré a volar. Ya no sufro pero tendré una nueva musa, la mejor de todas, la más sagrada, una madre, una amiga, una amante, simplemente una mujer.

– como juez te sentencio, solo te sentencio. – El ángel de la desolación quien es juez y dador de dones se conmovió ante aquellas palabras que cambiaron el rumbo por el que visitaba a aquel joven quien pidió el don de tener la habilidad para sobrellevar dos pasiones juntas. El ángel hizo una pausa y sonrió a escondidas tapándose con sus alas.

-Estarás sentenciado a escribir y vivirás en un mundo lleno de fantasías, tu alma será un laberinto donde estarás solo tu, tan solo tu, y el día que salgas de ese laberinto te espera un desierto feroz, y cuando salgas de ese desierto te esperara otro laberinto, uno recto. Estarás solo, aun acompañado. Solo

-Pero… ¿no es acaso una sentencia lo mismo que un don?

-No lo es. Un don se desaparece, se gasta con los años, se vuelve monótono y aburrido, así como el amor lo hace a veces, pero una sentencia te sigue y te atormenta hasta el delirio, y toma mas fuerza cada vez que la recuerdas, te confundirás, dirán que estas loco aunque tengas la razón y nadie te entenderá porque tu corazón hablara en un lenguaje único que ni yo lo entiendo. Así que desde hoy busca algo mas que el sufrimiento para inspirarte, porque te hará falta ahora que quedas marcado de por vida.

-Pero… GRACIAS

-No me des las gracias, aun no sabes lo que es llevar esa cruz, habrán días que pedirás a gritos ser del mundo pero el mundo ya no te vera como ahora…

-Acepto mi condena entonces. – Dijo el joven con firme voz. A lo que el ángel de la desolación solo dijo:

-Quedas sentenciado… ve y vuela.

El muchacho se levanto muy temprano la mañana siguiente, se puso sus mejores ropas, se peino muy bien, se perfumo y fue hasta donde estaba la mujer por la que había decidido cambiar su don y aceptado su sentencia. Su corazón latía, le dio un beso a ella, y le declaro su amor como solo un escritor sabe hacerlo. Ella lo vio y se sonrojo de pena porque su corazón no latía al mismo ritmo que el corazón de el. Entonces el muchacho lloro, lloro como los hombres porque solo los hombres de verdad lloran y no se esconden. Su amor, su musa, lo dio todo por ella, pensó que ella lo aceptaría pero no fue así, se condeno el mismo a estar solo por siempre por una mujer. No. El nació condenado. Ella, no le correspondía. Cuando termino el día no tuvo a nadie, más que a sus letras. Se había arrepentido y maldijo el día en que se enamoro y perdió la cabeza por tan hermosa mujer que solo le arranco lagrimas, llantos en aborto que le ardían en lo mas profundo de su corazón, pero recapacito, luego bendijo el momento en el que fue sentenciado, de todas maneras estaría solo, de todas maneras su corazón se rompería mas de una vez pero sus letras lo reconfortarían una y otra vez mas, de ahora y para siempre.
Se sentó, se puso sus mejores ropas, se peino muy bien, se perfumo y fue hasta donde estaba su escritorio en un rincón en su pequeño cuarto, abrió la libreta con hojas en blanco y escribió: “No amor más fuerte que el de una madre a su hijo, que el de un hijo a su madre, y el de un escritor… a sus letras”
Pensó en ella, sonrió, la beso y estuvieron juntos para siempre, de la mejor manera en la que un escritor puede hacerlo.


Emerson High School, Feb 2008

Jair Jacome es un Senior en Emerson High School, Union City, NJ


One Response to “Mi Sentencia, un relato de Jair Jacome”

  1. hola, soy Angie Vanessa Echenagucia Obinu, graduada de ese hermoso high school, lo extraño, soy de la clase 2004. hae mucho que no se de nadie.. conoces a Ms. Edith Aquije? bueno ella esta en las oficinas del 1er piso del lado del gym.. solo si la ves dejale saber que estoy bien, que estoy en venezuela y que quiero que me escriba… mi correo es blinkgodess666@hotmail.com.. gracias.. disfruta tu vida en la escuela, despues la extrañaras…

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