Political Reporter # 5

Si usted se sienta en la consulta de un médico va a oir las quejas: “Qué papeleo, para que lo refieran a uno a un especialista es una tragedia.” “Los seguros no quieren cubrir ni el hospital, esto es un bochorno”, dicen otros. Y es que después de la reforma de la salud, iniciativa de Hillary Clinton, el sistema de salud es un desastre.

Los HMO’s trabajan sin tregua, algunos médicos ven a 40 pacientes en 8 horas de trabajo. Algunos casos no requieren mucho tiempo, pero dentro de la presión aplicada a los médicos por los administradores y los pacientes que necesitan de más tiempo para un diagnóstico correcto, se está perdiendo la calidad del cuidado de salud.

Otros problemas azotan a la industria médica. Mientras se concretan grandes avances científicos y las compañias y el gobierno se gastan billones en descubrir nuevas medicinas, el fenómeno de los HMO’s ha caído en manos de administradores que no tienen ninguna experiencia médica, existen numerosos centros de salud que son administrados o cuyos dueños no tienen ninguna preparación médica. Esto ha llevado el sistema a confrontar numerosos casos de fraude. Unescrupulosos administradores han abusado del sistema de Medicaid y Medicare, repitiendo visitas de pacientes que fueron quizá una vez a sus consultas o exagerando el tratamiento para que el gobierno llene los avariciosos bolsillos de los que ven la medicina como un negocio. Existen casos en los que centros de salud se han puesto de acuerdo con hospitales para intercambiar o referir pacientes con exclusividad, algo que además de no ser ético es ilegal. “¿Usted cree que viendo a 40 pacientes al día en unas horas y con tremenda presión de la administración de cubrir a todo el mundo se puede diagnósticar con certeza?”, comentó para El Political Reporter una doctora que trabaja para un HMO que eventualmente se vio obligado a cerrar en el estado de New Jersey por problemas administrativos.

Los hospitales han cambiado su forma de tratar a los pacientes. Antes de la “reforma” ingeniada por la administración Clinton, si usted entraba en un hospital lo dejaban salir cuando estaban seguros que usted tenía su condición bajo control. Ahora usted entra a un hospital y lo sacan lo más rápido posible. Esto no quiere decir precisamente que en los hospitales esté decayendo la calidad del cuidado, sino que la mayoría de los pacientes dependen de los seguros de HMO’s, quienes ponen a los médicos bajo un serio interrogatorio si-según las compañias-el paciente no debía estar en un hospital por el tiempo que el profesional médico recomendó o, en otras ocasiones, ser ni siquiera admitido. Está claro que están concentrados en pagar la menor cantidad de dinero posible y esta consideración toma un segundo lugar a cualquier otra.

Por otra parte los médicos tratan de desarrollar su vocación lo mejor posible. Claro está que la mayoría de los médicos están totalmente dedicados a su profesión y sacrifican largas horas sin cobrar un centavo extra en los hospitales para cuidar de sus pacientes, que dependen de los seguros de los HMO’s. Aunque popularmente se habla de las grandes cantidades de dinero que ganan los médicos, en muchas ocasiones se ignora la dedicación, el interés y sacrificio que los galenos dedican a su profesión.

Como resultado de la “reforma” en el sistema de salud se han multiplicado los casos de demandas, “malpractice”, y una considerable presión sobre los profesionales de la salud es aplicada por los burócratas que han tomado las riendas del sistema, aumentando el papeleo, robando valioso tiempo a enfermeras, asistentes médicos y galenos en llenar complicadas formas. No es extraño ver la reacción de incrudidad de médicos que han practicado en otros países cuando entienden que la medicina en los Estados Unidos es más negocio que vocación. Pero, en rigor, esta situación no está en manos de los médicos, está en manos de los legisladores o del los antojos de personas como Hillary Clinton, quienes poseen el poder y el convencimiento de tienen una solución para todo, aunque se trate de algo cuya esencia desconozcan. ¿Quién paga por los errores de esta gente? Usted y yo, y encima de esto pagamos crueles impuestos para que con nuestro dinero se decida nuestro cuidado médico, acomodado a las ideas de los comités y sub-comités de la cámara y el senado y a la ambición de los que se hacen multimillonarios en el gran negocio de la salud.

En los trabajos los beneficios de salud han sido reducidos y los HMO’s han sido instrumentales en que la calidad disminuya. Lo peor es que no se ve una solución en el horizonte. Esto es típico de cualquier sistema-el educativo-por ejemplo-que sea tomado por las mentes burocráticas que planean, desde lujosas oficinas, el destino de millones de seres humanos con una frialdad escalofriante. En los últimos tiempos la burocracia y la ambición han deshumanizado las instituciones vitales de nuestra sociedad. Aunque gastan millones en propaganda para ocultar la esencia ($) de sus programas, los pacientes están sintiendo el peso de los resultados. Vamos hacia adelante en la ciencia, pagamos con falta de humanidad en la práctica de ésta, que dominamos para convertirnos en sus víctimas.

Es tiempo que una nueva administración en el nuevo milenio, ya sea la de Bush, Bradley o Gore, traze un plan de control de los HMO’s y regule el billonario negocio de la medicina, dando un giro hacia el un humanismo substancial que ayude a los médicos a desarrollar con más paciencia y menos presión, la profesión más noble del universo. Menos dinero, menos papeles, mayor supervisión de los que manejan el actual sistema, quizá la erradicación de los HMO’s y más tiempo para el cuidado de los pacientes dará resultados que beneficiarán a todos.


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