Briel y Selgas “Recent Works”

Por Rafael Román Martel

¿Hacia dónde está el cielo? ¿Hacia qué mundo se fuga vestido de cruz el libro de los días? Cierto es que el arte no se limita a un circulo de preguntasporque cuando animado por la fuerza expresiva traspasa los ojos, nos hace detenernos en una definición, en una interpretación pretendidamente concreta, pero qué sucede cuando la fuerza del enigma se logra, cuando los elementos que impulsan al artista terminan apoderándose de las reacciones, del determinismo del observador para arrastrarlo al misterio: entramos al mundo de Briel y Selgas. Definitivamente en Recent Works han atravesado la explicación concreta del impacto. Van más allá, donde el golpe de la belleza establece su estado permanente. Es como ir descubriendo lentamente la victoria del arte sobre todo lo que intente penetrarlo, sobre todo lo que intente interpretarlo. No se trata de hermetismos ni de símbolos esotéricos, sino de la luz interna vestida de puerta, de luna o de muerte, quizá cediéndonos rayos en forma de cruces o de beso. No pretendamos descifrar de una manera total la primera o la segunda tristeza, el libro de la noche es amplio y denso pero no prohíbe su exploración, no se niega, no se cierra al escrutinio, no mixtifica, se tiende en el ámbito de nuestra inquietud. Ambos pintores, en sus respectivos estilos, logran un efecto similar, porque si en Ernesto Briel el valor geométrico alcanza su intención exteriorizada en la magia de las formas, en Selgas el doblez de la imagen llega a ser enigma igualmente filosófico y llevado a la ejecución del arte con la seguridad de no haber dejado ángulos a las pupilas mal intencionadas.

El profesionalismo y el talento de ambos se realiza en la exhibición Recent Works de una manera natural, firme, segura.

En Ernesto Briel la influencia de la épica de Gilgemesh se manifiesta, se combina y aparece en cuadros como The door is open donde la interpretación forcejea entre la turbulencia y la paz de dos mundos. No sabríamos precisar si la puerta nos asegura una armonía con tonos dorados que bien podrían tener la forma del fuego o si el verdadero caos está en lo que podríamos dejar atrás como triángulo, donde todas las voces del universo se han plasmado en el orden, un orden severamente hermoso y de un impacto capaz de reflejarse más allá de su alcance. La invitación de la puerta es tan sugerente como abstrusa, en realidad, lo que parece estar de nuestro lado nos ha persuadido a la entrada. Por otra parte está esa lucha humana del temor a la promesa, al ámbito desconocido, aunque la belleza, la luz nos llegue a-casi- asegurar la posibilidad materializada de nuestra intuición.

¿Qué es mas fuerte, el miedo al orden que, ya hasta cierto punto racionalizado, lo podemos palpar o la invitación a explorar lo que nos envuelve, nos arrastra a lo inevitable, porque la puerta está abierta y no seríamos totalmente libres hasta que no la hayamos atravesado? Solamente Briel en su profunda e impresionante habilidad para darle voz, aliento y belleza a la metafísica parece tener la respuesta. Y asi sus cuadros juegan con los rincones mas inquisitivos de nuestra dimensión y nos forza, casi imperceptiblemente, a cambiar de perspectiva para descubrir un balance que nos acerca a su mundo donde la geometría se ha desplazado hacia la intimidad y el misterio.

Jesús Selgas se interna en aspectos esenciales del “Libro de los días” en lo que podríamos interpretar como un paralelismo en la forma intimista que particulariza y hace de la exhibición una unidad concordante proyectada en estilos muy propios.

Sadness I & II van al epicentro de los aspectos filosóficos inmanentes. Lo significativo en estos cuadros no es precisamente la tristeza, sino lo que ésta arrastra y hacia dónde.-¿Hacia dónde?- es la incógnita que mas despierta la búsqueda a la elucidación, porque en estos dos cuadros donde la fuerza expresiva, el dominio del color y las tonalidades en contraste repercuten una y otra vez en el enigma, la soledad y la pérdida adoptan una característica arrasante. En Sadness I el cielo espera abajo pero también es reflejo de todo lo que aspiramos cuando miramos arriba. ¿Puede ser esta imagen la afirmación de un encuentro directo con lo que nuestra perspectiva ha creado y Selgas lo muestra, lo descubre en oposición física a nuestras suposiciones o puede ser que la tristeza haya concebido un espejo para aliviar su implacable realidad? Las cuerdas nos insinúan que de cualquier manera estamos atados a la misma pregunta, que todos estamos enlazados al desprendimiento hacia lo ignoto, estemos vestidos de luna o confundiendo el Tiempo en una Ofelia donde nuestra existencia se detuvo en blanco y negro.

En Sadness II el dolor muestra su impacto hasta
la incertidumbre de dudar si ha dejado algún sobreviviente. La parte inferior del cuadro se impone como conclusión en forma de lágrimas. Pero mas desgarradora la tristeza ha llegado a contrariar la razón misma de la existencia y de nuevo se adentra en la cuestión fundamental: después de la separación física ¿qué permanece en nosotros; un cuerpo inmerso en la debastación física o quizá seremos permanentemente la mitad de la muerte? Después de la primera tristeza las consecuencias no dejan cabida la esperanza porque el dolor humano se establece como sentencia y legado y sólo una cruz ante “la puerta de la sombras” podrá restablecer, en el menor de los casos, una ventana a la resignación.

El arte se cumple plenamente en estos dos pintores, sus mas recientes trabajos son una invitación, mas que a sus mundos, a un expresionismo que se nos hace escuela de la seriedad, la belleza y el profesionalismo.


Leave a comment